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jueves, 6 de mayo de 2010

España sigue a la cabeza de la UE en siniestralidad laboral


En 2009 se produjeron 605.073 accidentes en el trabajo (632 mortales).
· El aumento del paro, una de las razones del descenso de accidentes.
El pasado 28 de abril se celebró el Día mundial de la seguridad y la salud en el trabajo, o como preferimos denominarlo desde las organizaciones que, como CNT, propugnamos un cambio social, el “día en memoria de los trabajadores”, es decir, aquel en que recordamos a quienes han muerto a manos de ese desaforado capitalismo que no repara en vidas mientras la rueda de sus beneficios siga dando vueltas.
Y es que, aunque no aparezcan grandes titulares sobre ellas en los medios, las cifras sangran: según las estimaciones de la propia OIT…
• Cada día, en el mundo mueren un promedio de 5.000 personas a causa de accidentes o enfermedades en el trabajo, ello equivale a un total de entre 2 y 2,3 millones de muertes relacionadas con el trabajo. De esta cifra, unos 350.000 son accidentes mortales y entre 1,7 y 2 millones son enfermedades mortales.
• Además, cada año los trabajadores sufren unos 270 millones de accidentes que causan ausencias de más de 3 días al trabajo y unos 160 millones de enfermedades no mortales.
• Alrededor del 4% del PIB mundial se pierde con el costo de las bajas, las muertes y las enfermedades en forma de ausencias al trabajo, tratamientos y prestaciones por incapacidad y por fallecimiento.
• Las sustancias peligrosas matan a unos 438.000 trabajadores al año, y se calcula que un 10% de todos los cánceres de piel son atribuibles a la exposición a sustancias peligrosas en el lugar de trabajo.
Y todo ello ocurre no en el tercer mundo sino aquí mismo, en nuestros propios centros de trabajo. Según datos del propio Ministerio de Trabajo, en España se produjeron 605.073 accidentes en el trabajo (632 mortales) el pasado 2009. El número total de accidentes registrados durante el año pasado supone una disminución de un -27,0% con respecto al anterior período considerado. Se produce un descenso global del número de accidentes graves del -28,2%, y mortales de un -23,9% en el período interanual considerado.
Pero dichas cifras, que en principio podrían parecer positivas, pueden no serlo tanto si tomamos en consideración la disminución de la población activa. O lo que es lo mismo: el descenso de accidentes se debe, en buena medida al aumento del paro. Es decir, que si ha habido menos siniestralidad no es porque se hayan puesto remedios o porque la Inspección de Trabajo esté metiendo mano a las empresas, no; lo que ha sucedido es que la población activa ha bajado de manera considerable y, por tanto, hay menos personas expuestas a sufrir un accidente.
Además, el desempleo hace crecer el trabajo informal y los casos de accidentes o enfermedades profesionales que suceden entre los trabajadores no dados de alta en la Seguridad Social, no son notificados. Por si fuera poco, algunas formas de organización del trabajo crean condiciones para el desgaste psíquico, dejando al trabajador vulnerable a los problemas de salud que la Previsión Social no reconoce. Teniendo en cuenta de todo lo anterior debemos ser muy escépticos de las cifras oficiales. Y aun con ellas, los datos nacionales siguen siendo mucho mayores que las de los países de nuestro entorno y España sigue copando los primeros puestos de siniestralidad dentro de la UE.
Como organización que promueve un cambio social profundo denunciamos la situación actual de una patronal más ocupada en flexibilizar nuestras condiciones laborales y abaratar el despido, -hechos directamente relacionados con la siniestralidad laboral- que en la salud de sus trabajadores y de un gobierno al que, ante tales hechos, sólo se le ocurren medidas que profundizan en la precarización del empleo tal y como demuestran las últimas propuestas de reforma laboral.
Por tanto, desde CNT, al igual que desde el resto de organizaciones que componen la AIT (Asociación Internacional de Trabajadores), estamos ya realizando una amplia campaña internacional de denuncia y sensibilización dirigida a la propia clase trabajadora, puesto que si realmente queremos poner fin a esta lacra no podemos esperar nada de los parches que nos proponen gobiernos o patronales de turno.

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