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lunes, 22 de marzo de 2010

Detienen al director de una oficina de Bancorreos huido por una estafa

La Guardia Civil ha detenido este lunes al ex director de la sucursal de Bancorreos en Madrigalejo (Cáceres) Abel Ferreras Villarejo, como presunto autor de un delito de estafa y falsedad documental, del que habrían sido víctimas vecinos de esta población cacereña. La inmensa mayoría son jubilados, trabajadores del campo y autónomos
La delegada del Gobierno en Extremadura, Carmen Pereira, ha informado de la detención en Cáceres de Ferreras Villarejo, que permanecía en paradero desconocido.
Según informó el pasado día 15 la responsable de prensa de la zona 7 de Correos, Soledad Rodríguez, Correos y Telégrafos había presentado ante la Guardia Civil una denuncia contra el director de la oficina por supuestas "irregularidades con el dinero" de esta entidad, perteneciente a esta empresa postal.
La denuncia interpuesta por Correos y Telégrafos se basaba en "supuestas malas prácticas" y tras las reclamaciones presentadas por los vecinos, aunque por el momento se desconoce el número de afectados y la cuantía del dinero objeto de esas "irregularidades".
Los afectados cuentan que el 'modus operandi' del presunto estafador consistía en ganarse la confianza de sus futuros clientes en los bares de la pequeña localidad extremeña. Para ello, consiguió ser el secretario de una peña que jugaba a las quinielas todas la semanas.
Así captaba a sus víctimas, utilizando para ello grandes dosis de persuasión, según los afectados, ofreciéndoles unas supuestas altas rentabilidades por fondos de inversión o planes de pensiones y hasta petición de préstamos con casi nulos intereses porque les aseguraba que éstos eran idénticos a la cantidad que les iban rentando en sus cuentas.
Todo en principio perfectamente legal, con la firma de los clientes, que en la mayoría ni les extrañaba que no les entregara, por ejemplo, las cartillas para conocer los detalles de las operaciones y sólo papeles sueltos, porque todos confiaban en él porque parecía "una muy buena persona". Los contratos en la mayoría de las ocasiones eran de un solo folio, con el sello de Correos y la firma del director en lo que presumiblemente serían fondos de inversión ficticios.

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