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lunes, 12 de octubre de 2009

«Es mucho más interesante hacer negocios con IU que con PSOE o PP»


Correa presumió de contactos cuando pararon las obras de su chalé en Ibiza.

Entre las múltiples conversaciones intervenidas a Francisco Correa por orden judicial incluidas en el sumario del «caso Gürtel» figura la que mantuvo, el 31 de octubre de 2008, con el arquitecto responsable de las obras de la vivienda que el supuesto líder de la trama corrupta se estaba construyendo en Ibiza. Ante los problemas administrativos que habían paralizado los trabajos, Correa no dudó en plantear a su interlocutor la conveniencia de recurrir a la Consejería de Viviendas y Obras Públicas del Gobierno balear. Y para llegar hasta el organismo responsable de la medida, no tiene reparos en ofrecerse para hacer una «gestión con Izquierda Unida» (aunque el consejero de Vivienda, el socialista Jaume Carbonero, no pertenece a esa formación política).«O llamamos a Izquierda Unida o lo que tú me digas», comenta al arquitecto, pues este último le apunta, erróneamente, que la competencia urbanística «está en manos» de la coalición. El interlocutor de Correa prefiere esperar. «Todavía no», le aconseja.«No toques los cojones aquí»El presunto cabecilla de la red corrupta presume entonces de galones, quizá queriendo impresionar a su interlocutor. «Vale –le contesta–, porque tenemos ahí al Máximo, al número uno, para que llame a Ibiza y diga: “Oye, no toques los cojones aquí”». «¿Quién es el Maxi?», pregunta sorprendido el arquitecto, que se encuentra en la localidad ibicenca de San Antonio. «El máximo mandatario», responde Correa. «El número uno –añade–. Para que llame aquí y diga: “Oye, no toques los cojones aquí ¿eh?”».Correa intenta explicar por qué esta vía es más rápida que esperar a que los técnicos del Ayuntamiento den su visto bueno al proyecto. «Ahí funciona mejor que en otros partidos. Ahí se ponen firmes todos ¿eh? Es mucho más interesante hacer negocios con Izquierda Unida que con el PSOE o el PP. Para que lo sepas».Ante semejantes argumentos, el arquitecto da su brazo a torcer: «Oye, pues escucha. Antes de que se enmierde demasiado, hacer esta llamada si tiene efecto puede funcionar muy bien». «Bueno, yo no lo sé –recula Correa–. Primero me dijeron que había que agotar la vía normal, que si el aparejador manda al Consell diciendo que está dentro de la legalidad la licencia, no agotamos ese cartucho de momento. Es lo que tú me dijiste el primer día y yo estoy de acuerdo también».El arquitecto le comenta que el aparejador que tiene que dar el permiso a las obras de la vivienda «trabaja muy malamente» y «sabe que estas cosas se hacen» (en referencia a las irregularidades denunciadas que han paralizado las obras). En ese momento Correa vuelve a la carga y propone ganarse al funcionario con regalos. «Si al tío le llevamos ya un Rolex, un buen regalo, el tío dirá bueno, venga ya», asegura

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