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jueves, 30 de marzo de 2006

Expolio del Patrimonio Anarcosindical



Amnesia histórica y expolio del Patrimonio Anarcosindical x Fredi Ramírez Para muchos de nosotros, tras la muerte del dictador no hubo una vuelta al punto de partida, sino una continuidad represiva, mediática y policial. Durante la transacción los que ostentaban el poder, la monarquía y los herederos del fascismo; y los que lo ambicionaban, o sea, los partidos políticos, incluso los nacionalistas, se fueron poniendo de acuerdo en diseñar el nuevo sistema y en esa amnistía, parcial para la izquierda y total para el aparato represivo del estado, con la intención de poner aquí el punto final.
También en el sistema sindical hubo acuerdo, los pactos de la Moncloa, para que la democracia directa que la CNT practica no tuviera cabida.
Los anarquistas, además de no saber firmar, tenemos otra concepción del tiempo, es por esto que no empezaremos a hacer memoria histórica desde donde nos sugiere la izquierda republicana, y mucho menos hasta donde nos señalan los partidos “democráticos”.
Los crímenes de la República
La república llega en 1931, gracias a que numerosos cenetistas fueron a votar tapándose la nariz, con la esperanza de que salieran los presos políticos que se hacinaban en las cárceles y para terminar con el goteo de muertes ocasionadas por los pistoleros de la patronal.
Una vez instaurada y bajo el gobierno socialista de Azaña, el poder volvió a poner el punto de mira sobre su eterno enemigo, el anarcosindicalismo. Durante este breve periodo de tiempo, la represión continuó. Cabe destacar el caso de Casasviejas, en el que la guardia civil y la guardia de asalto, quemaron vivos a varios anarquistas tras haber declarado el Comunismo Libertario en esta localidad gaditana. De esto si se han acordado los socialistas, por ello están construyendo un complejo turístico-hotelero en la zona, al que van a llamar “La Libertaria”. Tendría gracia sino fuera tan trágico, que al campo de golf lo llamasen “La Miseria”.
Revolución para unos, Guerra para otros
Como en tantas otras cosas, es improbable que nos pongamos de acuerdo en como definir este acontecimiento. Durante el primer periodo del conflicto, las organizaciones obreras, principalmente la CNT, se apresuraron a organizar la resistencia. Ante el vacío de poder brotó la revolución espontánea, que chocaría más tarde con la vuelta del gobierno republicano y el marxismo autoritario.
Las milicias de la CNT según fueron avanzando en el frente de Aragón, iban creando su federación de municipios libres y autónomos. Incompatible a todas luces con la dictadura del proletariado y la militarización, e incompatible también con el estatismo republicano. En este contexto los milicianos anarcosindicalistas y del POUM, fueron sacrificados en los frentes más duros. Además algunos destacados cenetistas se verán obligados a participar en el tan detestado gobierno, en contradicción con sus propios principios confederales.
Dictadura franquista y Transacción
La CNT se reconstruyó en el exilio. Los que quedaron dentro fueron exterminados en las cárceles, campos de concentración o tirados en las cunetas. Hasta en el final de aquellos oscuros cuarenta años, el garrote vil estuvo funcionando para asesinar inocentes con juicios farsa.
Así llegamos al meollo de la cuestión. A lo que denominan “transición”. Mientras en la calle se recomponía la CNT, consiguiendo una afiliación de doscientos mil trabajadors en un tiempo record, y resurgía el movimiento de base y libertario, los políticos hacían sus pactos; legalización del PCE, y sobre todo y muy importante, devolución del patrimonio histórico para tapar bocas, del que se beneficiarán PSOE, UGT, PCE, PNV, etc. Todas las organizaciones que existían antes de la dictadura, a excepción del que fue el sindicato mayoritario, la CNT, por no aceptar las reglas del juego. Así han intentado asfixiar al anarcosindicalismo. En lo económico, negándole la recuperación de su patrimonio histórico. En lo sindical, creando un sistema electoral, basado en el comité de empresa, que dificulta el sindicalismo de base. Y en lo político, mediante infiltraciones con montajes policiales, como el caso “Scala” en Barcelona, o creando escisiones reformistas alejadas del anarcosindicalismo, con intención de arrebatarnos las siglas y la historia.
La elite intelectual de izquierdas y los medios de comunicación de masas se encargarán de crear opinión y contribuirán a lo que denominamos anmesia histórica.
La Fundación Anselmo Lorenzo (FAL):
La anarcosindical no vive en el pasado, sino que aprende de él para no cometer los mismos errores. ¿Con quién nos tenemos que sentar para hacer memoria? ¿Cómo compatibilizamos el dolor y la rabia con el ingenuo sentimiento de unidad proletaria? Lo máximo que podemos hacer es conservar sin manipulaciones la herencia del anarquismo. Por eso es tan importante que la historia de la CNT esté en manos de la CNT. Para ello se creó la FAL.
En la Fundación se recogen todos los archivos y documentos que han podido ser recopilados de las incautaciones ocurridas durante la guerra civil, así como el material que se salvó gracias a particulares. También recoge en depósito los archivos, periódicos y libros que genera el sindicato.
La Fundación pertenece a la CNT pero funciona de forma autónoma. Tiene carácter cultural y facilita el acceso a sus fondos documentales a toda persona interesada en el conocimiento y la difusión del movimiento libertario en españa.
También hace sus propios estudios y edita publicaciones, denunciando y esclareciendo hechos de la historia que otros se empeñan en oscurecer y ocultar; para favorecer intereses políticos. Por lo tanto la Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo, es una aportación excepcional para la recuperación de la memoria histórica, además de un ejemplo de Autogestión por su propia naturaleza.
Expolio del Patrimonio Anarcosindical
El archivo de la guerra civil de Salamanca, así como el archivo militar de Ávila, contienen documentación interna de CNT y de otras asociaciones obreras vinculadas a la misma, que la organización viene reclamando desde su legalización en 1977, sin obtener resultados. Este hecho imposibilita la recuperación de la memoria histórica para un estudio veraz de los acontecimientos, así como la recuperación del patrimonio sindical físico, es decir, los locales, ya que los documentos demuestran la pertenencia de los bienes materiales.
Si bien es cierto que tanto el primer gobierno socialista como el mal llamado popular, han devuelto algunos locales a la CNT, es una cantidad ridícula, comparada con lo que se han autodesignado el entramado PSOE-UGT. Existe una brutal desproporción entre lo entregado a un sindicato y a otro, teniendo en cuenta que estos estaban casi a la par en afiliaciones en los momentos anteriores a la incautación franquista.
Actualmente la CNT está reclamando al ministerio de cultura la devolución de los archivos históricos y documentales, es decir, nuestra memoria histórica, y al ministerio de trabajo la devolución del patrimonio sindical.
Los trabajadores debemos recuperar nuestra verdadera memoria histórica, buscar donde enterraron a nuestros abuelos, hacer que el rey pida disculpas en nombre del estado, juzgar a Fraga y demás, pero sobre todo hay que separar la lucha social por la libertad, de la ambición política por el poder. Esto es lo que nunca hay que olvidar.

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