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domingo, 26 de mayo de 2013

LA IGLESIA BUDISTA ES LA ESCUELA FILOSOFICA DE LOS NAZIS


La Iglesia Budista es la Escuela Filosófica de los Nazis

Aquí podemos ver en el lado izquierdo en el centro al Regente del Tibet en los años 30 y 40, el Lama Jamphel Yeshe Gyaltsen. Gyaltsen fue, curiosamente, el descubridor y adoctrinador del actual Dalai Lama, su maestro. En esta imagen aparece disfrutando de una buena comida con sus colegas, emisarios del régimen criminal nazi de Hitler, en plena Segunda Guerra Mundial. Pero la historia nos quiere negar esto. A la mesa se sientan los expedicionarios del Dr. Schaeffer, junto con miembros destacados de las SS, el grupo responsable de coordinar las atroces actividades del exterminio nazi. Muy poca gente sabe que la Iglesia Budista institucional está corrupta, y que es en realidad un coladero de la antigua tradición Bön, del ocultismo negro, paganismo iconódula tibetano, lo cual es perfectamente demostrable mediante la filtración de sus enclaves crípticos en la tradición del Tantra y del canon oficial Tipitaka. Pinturas y códices, schlokas y representaciones, así como enseñanzas sincretizadas de manera deliberada con el Dharma, al igual que su simbología, dan parte de esto. Las nobles enseñanzas del príncipe indio Siddharta Gautama, también conocido como Buddha Shakyamuni, han sido meros pretextos de estos usurpadores de la espiritualidad, auténticos brujos negros, para justificar su poder podrido. Por supuesto esto sólo concierne a los más altos cargos, a los Altos Iniciados, la cúpula dirigente. No se trata de demonizar el budismo en sí, sino de denunciar su usurpación por estos corruptos farsantes. La propaganda y la imaginería popular nos han pretendido presentar al gobierno del Tibet como unos mártires sufridores e inocentes. Nada más lejos de la realidad. Se trata de buenismo barato, pura ingeniería social, artimañas publicitarias para poner de moda el budismo institucional y hacer un lavado de cara a estos monstruos, alimentadores desde las sombras de gran parte de la perversa y diabólica filosofía nazi. Estos son los mismos que hoy día dirigen la cúpula “budista”. No es una exageración ni una falsedad.

 Las visitas de los Nazis al Himalaya buscaban indagar en el contacto con los legendarios miembros de la Gran Hermandad que, según la leyenda, controlan los acontecimientos sociales y políticos del mundo desde el principio de la historia de la humanidad. Los Nazis, alimentados por la mitología ocultista junto con una combinación interesada de principios de la antropología cripto-historicista esotérica y aspectos filosóficos heredados de la caballería teutónica, de la teosofía, de la antroposofía, de la Orden Templaria de Oriente, la Sociedad Vril, la Sociedad Eldeweiss, la Orden del Alba Dorada, la Sociedad Thule, y demás sociedades ocultistas secretas (como la Orden Negra de Himmler), más las enseñanzas de Blavatsky, Böhme, Swedenborg, Von Liebenfelds, Von List, Von Sebottendorf, Eckart, Steiner, Bulwer-Lytton, Butler Yeats, Mathers, Crowley, (en algunos casos con una flagrante descontextualización y desvirtuación de las enseñanzas originales) y una letal combinación de las concepciones de Hegel, Nietzsche, Schopenhauer, Fichte, Heidegger, Russel, Levy-Strauss, Baudrillard, Husserl, Feuerbach, Kierkegaard, etc, junto con el arte de algunos como Hesse o Wagner, (todo esto muy curioso, puesto que bastantes de los mencionados se declararon abiertamente en contra de los principios del nazismo, y algunos de ellos tuvieron que verse exiliados), y también las doctrinas arcaicas del orientalismo medo-persa, sumerio, indio y tibetano, decidieron así encaminarse a las montañas de Asia Central, en el Hindu-Kush, para encontrar el legendario reino intra-terrestre perdido de Agartha, y su capital Shamballa. Allí esperaban dar con la original y auténtica Raza Aria. El gobierno tibetano, por su parte, no se dedicó meramente a ser “diplomático” y “asépticamente cortés”, como puedan sugerir algunos desinformados, ¡todo lo contrario! Fueron los maestros ocultos y guías filosóficos de los Nazis a través de los jefes secretos de la Hermandad comandados por el misterioso amo referido como “señor del Miedo”, su líder en las sombras.

 De esta manera, tras la invasión alemana de la región de Renania y el establecimiento del campo de concentración de Dachau, dieron comienzo las expediciones nazis al Himalaya, y el reafianzamiento de los vínculos políticos entre Tibet y Alemania. Esto queda probado a la vez que ejemplarizado en el hecho de que, en 1936, el Regente de la región tibetana inició una inquietante correspondencia con el mismísimo Führer Adolf Hitler. En su primera carta, el maestro del actual Dalai Lama le dedicaba a Hitler las siguientes palabras:

 “Para el Rey alemán, el sublime Herr Hitler, del Regente del Tibet, el Virrey Hutuku, al decimoctavo día del primer mes tibetano del ciclo terrestre. Al Rey alemán, Herr Hitler, que ha adquirido poder en el mundo entero. Me complace que goce usted de buena salud y de que sus buenas acciones sean coronadas con el éxito. [...] Albergo grandemente el deseo de que la buena relación previa entre nuestras dos regiones se intensificará. Creo que usted, sublime Rey, Herr Hitler, está de acuerdo conmigo en este asunto y lo considera importante y no es indiferente a ello. Le deseo buena salud y noticias de sus deseos.”

 Posteriormente, el año que tuvo lugar la expedición del Dr. Schaeffer a Lasa, el Virrey emitió una nueva carta, aún más explícita, el 10 de Enero de 1939, donde expresaba su común deseo de “un imperio duradero de paz fundado en bases raciales“, añadiendo también que el Tibet “comparte ese objetivo”. Los detalles de esta sórdida y alarmante correspondencia se encuentran en el Deutsche Dokumente des Bundesarchivs, Koblenz, R135/30, y es mencionado por Reinhard Greve en “Lebenslust und Fremdenfurcht” (ed. Th. Hauschild; Frankfurt, 1995), pp. 175-176. Este es el tipo que escogió y adoctrinó al Dalai Lama cuando apenas era un niño, y el responsable de la mitad de lo que el Dalai Lama tiene en la cabeza.

El responsable de la otra mitad de lo que el Dalai Lama tiene en la cabeza, es este hombre, el célebre alpinista Heinrich Harrer. Los medios de comunicación y divulgación convencionales han pasado las últimas décadas vendiendo la romántica historia de Harrer y su místico viaje al Tibet, tras el fracaso de su intento de coronar el Himalaya. Desde siempre se nos ha presentado a este hombre como un joven arrogante que con el encuentro de esta figura santa y las sencillas gentes de aquel reino perdido renació y descubrió su lado más humanitario, llegando a convertirse en el mentor del Dalai Lama, como algunos lo han llamado, su “Gurú occidental”. Juntos veían películas, charlaban sobre la vida y la muerte, sobre el destino, y sobre sus experiencias espirituales… o eso quieren que creamos. La historia oficial se hizo tan famosa que hasta se llegó a rodar una película de Hollywood protagonizada por Brad Pitt, “Siete Años en el Tibet”, que narraba toda esta aventura. Qué bonito… . Sin embargo, la realidad es mucho más visceral y siniestra. Resulta que recientes investigaciones han dado con material anteriormente clasificado como secreto que ahora ha visto la luz por el cual sabemos que Harrer parece ser que fue en su juventud, en realidad… ¡nada menos que un líder de las SS de Hitler! ¡Los dementes responsables de una de las mayores atrocidades del siglo XX y de su justificación propagandística! Este es el buen instructor del Dalai Lama, un vil Nazi… lo peor de todo es la flagrante manera en que él ha ocultado su verdadera cara presentándose a sí mismo como un simple ciudadano suizo arrepentido del vitoreo del régimen alemán por parte de su gobierno. Además de su más que sospechosa relación con las SS, la cual todavía podría pasarse por alto si hubiese declarado esto desde el principio junto con su arrepentimiento en la parte de estas actividades (cosa que nunca hizo), ahora también sabemos, que por encima de todo, es un mentiroso, lo cual incrementa aún más el aspecto negativo del hallazgo.

 “Heinrich Harrer … se convirtió en el gurú occidental del joven decimocuarto Dalai Lama del Tibet … El austriaco de 85 años ha tenido que enfrentarse a un terrible secreto de su pasado: que él era un miembro de las SS de Hitler.”

 Gerald Lehner, un investigador independiente, ha indagado a fondo en el asunto en su documentado libro, “Zwischen Hitler und Himalaya: die Gedächtnislücken des Heinrich Harrer”, descubriendo que:

 “En su currículo vital para las SS, Harrer menciona su afiliación a las SA en dos ocasiones, de su puño y letra. Además era amigo y cuñado del Gauleiter de Estiria, el asesino en masa Siegfried Uiberreither. Ambos se casaron con las hijas del explorador polar alemán Alfred Wegener que en ese momento había impartido clases en Graz.

 Además, durante su tiempo en el campo de internamiento de la India, Harrer se jactó de haber estado allí cuando la sinagoga de Graz fue incendiada en la noche de los Cristales Rotos. Su contacto con las tropas de las SA se produjo a través del ‘Club de Gimnasia Graz “, que encabezaba los en ese entonces ilegales Nazis en Austria. Continuó siendo miembro de este club hasta su muerte.”

 El Dalai Lama es tan responsable de ocultar la verdadera historia de Harrer como él mismo, algo inmediatamente confirmable en cualquier conferencia oficial en la que haya aparecido y cualquier entrevista. Desde mi punto de vista, es absolutamente impensable que el Dalai Lama, líder de un poder político en la diáspora tan influyente como el tibetano, no conozca los verdaderos orígenes de alguien con quien prácticamente ha compartido la cama.

 Bruno Beger fue condenado en 1970 por su participación en un asesinato en masa en el campo de concentración de Natzweiler-Struthof. Esto fue parte del programa “Ahnenerbe” (“Herencia Ancestral ‘) emprendido por August Hirt, que ha sido globalmente reconocido como uno de los episodios más oscuros de la historia de los Nazis. Beger fue responsable de instar a sus colegas a proporcionarle “material de estudio” dado que “necesitaban cráneos judíos”. Tras esto, 86 de los internos fueron asesinados, un grupo constituido por 29 mujeres y 57 hombres que fueron trasladados desde Auschwitz y gaseados en agosto de 1943, en una cámara especial de unos sesenta kilómetros al sudoeste de Estrasburgo, en las montañas de los Vosgos, cerca de la sede de Hirt. Beger fue el responsable de la cruel y despiadada matanza. Beger radiografió los 86 cráneos de sus víctimas y determinó sus tipos de sangre, y después de su muerte, realizó experimentos con sus esqueletos.

 ¡Resulta que Bruno Beger es un amigo cercano del Dalai Lama! En esta fotografía se puede apreciar al premio Nobel de la paz estrechando risueño su mano de manera efusiva con este auténtico monstruo. En su libro “Zwischen Hitler und Himalaya: die Gedächtnislücken des Heinrich Harrer”, Gerald Lehner realizó una entrevista a Beger, donde le preguntó si conocía personalmente al Dalai Lama, a lo que él respondió “sí, me he visto con él en varias ocasiones en años recientes. La última vez fue en Londres junto con Heinrich Harrer, pues era una invitación suya.”

 El Regente Yeshe Gyaltsen, o Virrey Hutuku. Obsérvese el manto bajo sus pies, con los símbolos de las esvásticas. ¡La gente prefiere ignorar que estos símbolos no tienen nada que ver con Buda! Son imágenes del Ciclo Solar, de los pueblos Arios antiguos que poblaron Asia Central entre Mesopotamia, el Cáucaso, la región Uralia, y el norte de la India, miles de años antes de que Buda supuestamente hubiese nacido. Son símbolos paganos del Bön. En este caso, su sentido contrarrota el de la llamada “Astika-Swastika”. Ésta es la “Nastika”, o “Heterodoxa”. Invoca las pasiones, la fuerza, el calor, la sangre, el conflicto, la masculinidad, lo intenso, y en última instancia, en su extrapolación más extralimitada (dependiendo del contexto) la barbarie. Se puede usar de manera complementaria dentro de la liturgia esotérica positiva. Pero de manera polarizada, termina por ser un símbolo oscuro, tal como lo es en los rituales dogmáticos de las corrientes más siniestras de determinadas escuelas tal como la rumoreada Gran Hermandad oculta del Tibet. Su contacto con los Nazis parece demostrar definitivamente la identificación de los tibetanos, en realidad, con eso, y no con la “buena lectura” del tema.

 Esto es algo ejemplarizado en las evidencias que desde fuera se pueden apreciar por los profanos exotéricos. Tal como asegura el periodista Tilman Muller, para la revista Stern:

 “La corte tibetana solía tener estrechos vínculos con el régimen nazi. Las expediciones de las SS fueron recibidas en Lhasa con muestras de profundo respeto. A día de hoy, Su Santidad [el Dalai Lama] nunca se ha distanciado de estas relaciones vergonzosas.”

 Para rubricar todo esto, huelga destacar que el Virrey llegó a condecorar oficialmente a los altos cargos del nazismo, como Herrman Göering y Joseph Goebbels, con títulos de elevación dentro de la Iglesia Budista. El propio Hitler recibió el título oficial de “Virrey del Reino de Agharta, custodio de la Tercera Llave, Purgador del Mundo, y Príncipe de todos los Arios.”

 Miguel Serrano fue líder del Partido Nazi en Chile y autor de varios libros donde expresa su visión de Adolf Hitler como un Dios en la Tierra. Cuando trabajaba como embajador de Chile en la India entre 1959 y 1962, Serrano, aunque abiertamente partidario de los Nazis, mantuvo en silencio estas ideas de Hitler como un mesías divino. Sin embargo, a partir de 1978, Serrano comenzó a publicar una serie de libros donde realiza estas afirmaciones en un contexto de ensalzamiento del nazismo. Serrano también ha afirmado estar totalmente imbuido en el budismo tántrico. Lo de ”budismo tántrico” es un eufemismo, dado que en su versión (desvirtuación) moderna, se trata de una nueva forma de magia negra y de corrupción psicológica, basada en rituales carnales de fornicación y contacto con entidades del plano astral… o sea, demonios (me baso en mi conocimiento sobre ocultismo y rituales secretos).

 Pero incluso después de publicar libros que exponen semejantes ideas, el Dalai Lama mantuvo una estrecha amistad personal con este individuo llegando a invitarlo a una serie de reuniones privadas en 1984 y 1992. En una entrevista, Miguel Serrano, jefe del Partizo Nazi chileno, declaró:

 “[El Dalai Lama] me invitó a ir a Dharmasala, donde vive ahora. Tuvimos una charla muy interesante. Es bueno saber que antes de que se introdujera el budismo en el Tibet, los tibetanos eran una raza guerrera y su religión, el Bön, utilizaba también el mismo símbolo de la esvástica del hitlerismo. Hasta ahora los servicios de inteligencia de Inglaterra y Estados Unidos han sido incapaces de descubrir los verdaderos vínculos misteriosos que existían entre el Tibet y la Alemania hitlerista.”

 Con esta información, para mí al menos, queda completamente devastada la imagen superficial y pretenciosa tan venerada por las masas gregarias que tienen al Dalai Lama por una especie de príncipe de la “pijo-progresía” andante mundial totalmente carente de pensamiento crítico así como de ánimo alguno de revisar fuentes.

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