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miércoles, 28 de noviembre de 2012

A LOS 75 AÑOS DEL EXPOLIO DEL ATENEO OBRERO DE GIJON


A los 75 años del expolio patrimonial del Ateneo Obrero de Xixón

Tras la entrada del ejército franquista las Escuadras Negras Falangistas hicieron su particular “pira purificadora” con el edificio y con la mitad de los 30 mil libros de la biblioteca iniciada en 1881

 Pues bien, en el Acta de la Sesión de la Gestora Municipal del sábado 27 de noviembre de 1937, se recogían las siguientes consideraciones y peticiones: “(…) La Comisión Gestora Municipal acordó pedir a la Junta de Incautaciones la Biblioteca del Ateneo y de las sucursales (…) se acuerda pedir a la referida Junta de Incautaciones el edificio del Ateneo para fines de urbanización, procurando su derribo”.

Pero en rigor, ¿era ese el único patrimonio del Ateneo Obrero de Xixón?  Por supuesto que no. Y no me referiré al patrimonio “intangible” de casi seis décadas haciendo cultura popular, democrática y participada bajo el eslogan de “Respeto y Cultura para Todos”. Tampoco explicaré la escolarización infantil o a la formación de adultos desarrollada por el Ateneo y sus sucursales a lo largo de esos años. Menos aún al modelo que supuso el Ateneo Obrero de Xixón desde su fundación en agosto de 1881, y que fue reproducido por más de un centenar de ateneos obreros, populares o agrarios en toda Asturias, además de los muchos libertarios y otras sociedades culturales con fines semejantes, como lo fuera la Asociación Popular de Cultura e Higiene de Xixón, clausurados todos en 1937 con la entrada del ejército de Franco. Ni siquiera mencionaré el capital “humano” constituido por socios y directivos que fueron represaliados, perseguidos, encarcelados o fusilados, como Rufino García González: redactor de Avance, además de Secretario del Ateneo Obrero de Xixón y Presidente de la Federación Asturiana de Ateneos y Sociedades Culturales, al que Ramón Álvarez Palomo calificaba de “trotskista y buen amigo de la CNT”, y también reconocido por Ignacio Iglesias como militante del POUM señalándole como “un elemento de gran prestigio y reconocimiento en los ambientes culturales gijoneses”, fusilado el 6 de julio de 1938… Pero, para qué referirse a todo ello, si están a nuestra disposición las hemerotecas, o las investigaciones realizadas y publicadas en las dos últimas décadas por Héctor Blanco, Ángel Mato, Leonardo Borque, Marcelo Laruelo, Luis Miguel Piñera, etcétera.

 Sólo apuntaré los bienes inmuebles y semovientes que le fueron arrebatados al Ateneo Obrero de Xixón y que reclaman una reparación, por razones de justicia y concordancia con otras reclamaciones patrimoniales (y devoluciones más o menos ajustadas) de partidos y sindicatos.

Sin duda “la parte del león” patrimonial estaba en la sede central de Ateneo Obrero, en la calle Ezcurdia: un edificio de cuatro plantas, con un semisótano en donde estaba el Gimnasio; una planta baja con el Salón de actos y la Sala de exposiciones, y dos pisos superiores donde se encontraban la Sala de ajedrez, diversas salas de lectura, estudio y reunión, aulas y la Biblioteca; la buhardilla era la vivienda del conserje. Las fotos de Constantino Suárez dejaron constancia del adecuado y moderno mobiliario de todas las instalaciones y nos ayudan a imaginarnos la pinacoteca con la que contaba el Ateneo, acumulada a lo largo del tiempo por las donaciones de obra, de aquellos jóvenes pintores que expusieron en sus instalaciones. El edificio de la sede central estaba afectado por la remodelación del Muro de San Lorenzo, y no había sido desalojado para su derribo, al no estar el Palacio de los Valdés adecuadamente reformado para convertirse en la nueva sede del Ateneo, y así realizar la permuta prevista por el Ayuntamiento del Frente Popular. La mudanza había comenzado por las bibliotecas Fija, Infantil y Circulante, que fueron almacenadas en el Instituto Jovellanos, y que algunos historiadores estiman en más de 30 mil libros. Tras la entrada del ejército franquista, allí los encontraron las Escuadras Negras Falangistas que durante varios días hicieron con ellos su particular “pira purificadora”, hasta que las nuevas autoridades municipales impidieron la quema salvando alrededor de la mitad.

 Pues bien, que mejor manera de llevar a efecto la “liquidación” de todo aquel patrimonio que el fuego purificador: el 10 de marzo de 1938, en El Comercio aparecía una breve noticia informando que “en la noche de ayer, un voraz incendio redujo a cenizas el edificio que ocupaba el Ateneo Obrero de esta villa”, asegurando que el “incendio fue debido a un cortocircuito”, y añadiendo que habían “acudido las autoridades para enterarse de los motivos de dicho incendio”. Era una nota breve y muy explicativa, en un tiempo en el que todo era imperativo y donde las autoridades nada tenían que explicar. En la nota se insistía que, a pesar de la intervención de los bomberos, la destrucción “había sido total”. Gracias a las fotos de Constantino Suárez, hoy tenemos constancia de lo mucho esfumado: tanto del adecuado y moderno mobiliario “Art Decó” de todas las instalaciones, como de algunos cuadros en las paredes, que nos ayudan a imaginar la pinacoteca con la que contaba el Ateneo, acumulada a lo largo del tiempo mediante la donación de obra de los pintores que expusieron en sus instalaciones, como Piñole, Lavilla, Solana, E. Valle, L. Pardo, A. Suárez, P. Vicente, G. Horacio, M. Moré, D. Regoyos, etcétera.

 En el Acta de la Gestora Municipal arriba citada, hay una referencia también a “las sucursales”, cuya relación con la central estaban presididas por la autonomía y la autogestión. Efectivamente, el Ateneo Obrero de Xixón contaba en noviembre de 1937, con dos de las tres sucursales que había abierto en 1904, ya que la de Somió la habían cerrado en 1915. La de El Llano, que seguía desarrollando una actividad fundamental en la escolarización infantil del barrio, había sufrido un incendio en su sede en 1933 y comenzaba a echar los cimientos de una nueva. Y la sucursal de La Calzada, de la que Avelino G. Entrialgo fuera el último presidente de aquella época dorada de la entidad, contaba con una nueva sede desde 1928, así como de una biblioteca con cerca de 5 mil volúmenes.

Por acabar y a modo de recapitulación, el patrimonio del Ateneo Obrero de Xixón expoliado por el franquismo y no devuelto, podemos resumirlo en un edificio en la calle Ezcurdia convertido en “isletas, calzada y semáforos” entre la avenida de Rufo Rendueles, Juan Alonso y Caridad; un solar excavado y cimentado en la Plaza Orueta, sobre el que se edificó el Hogar del Productor de El Llano; un edifico en La Calzada, usado a lo largo del tiempo por el Auxilio Social, entidades deportivas, “Cabezas de Familia”, Asociación de Vecinos, hasta que en 1980 fuera derribado, construyendo sobre su solar el Centro Municipal Integrado de “La Calzada”. En la Biblioteca Pública Jovellanos, hay más de 10 mil libros con el membrete del Ateneo Obrero de Xixón y el de La Calzada, a disposición de todo el mundo. Los muebles a estas alturas podemos darlos por amortizados… Y la magnífica pinacoteca, entre la que estaba la “Alegoría de La República” de Mariano Moré, recuerden ustedes que “se esfumó”.

Boni Ortiz es  Miembro de la Junta directiva del Ateneo Obrero de Xixón

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