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jueves, 16 de febrero de 2012

La Sección Sindical Galiña Azul denuncia la situación de las escuelas infantiles


Es bien sabido que el personal que trabaja para la Xunta de Galicia a través del Consorcio Gallego de Servicios de Igualdad y Bienestar carece de convenio propio. La administración que gestiona entre otros servicios, a la red de escuelas infantiles Galiña Azul, se niega a escuchar nuestras demandas mientras no deja de exigir y reprimir. La gerencia del consorcio atenta constantemente contra nuestra inteligencia, haciéndonos creer al personal y a las familias que estamos en una red pública de escuelas, donde todas las personas usuarias tienen los mismos derechos.

Mas la realidad depende de lo que entendamos por "público". Si entendemos que nuestros impuestos se utilizan para cuestiones tan necesarias como la sanidad o la educación, pensaremos entonces que eso es algo que ya tenemos de sobra pagado. Volver a gastar dinero sólo puede llamarse RE-PAGO. Además está el tema del control, pues quienes hacemos funcionar los servicios tenemos muy poca margen para su gestión, y más aún si hablamos de un sector educativo considerado meramente asistencial, al que se le niega la posibilidad de negociar un convenio, con decretazos a base de reglamentos internos que sólo responden a órdenes vertidas por quienes están muy lejos de conocer de cerca la cotidianiedade escolar, y que además tienen otros intereses. Luego, en la realidad, no nos encontramos ante una red de escuelas pública. Sino más bien en pleno proceso de privatización y control total por parte del organismo autónomo (in)competente.

Mencionemos algunos puntos que describen esta situación:

La escuela pública no es gratuita: las familias pueden llegar a pagar bastante más de 100€ al mes para que sus hijos y hijas puedan asisitir la una escuela de la red. Además de esta mensualidad segun la renta, cada familia tiene que desenbolsar entre 15 o 20 euros en material al inicio del curso. Pero el consorcio hace un ejercicio de presunción contínua sobre el número de escuelas que aumentan la cifra de centros pertenecientes a la red. Abre escuelas sin parar, ya ni precisa convocar plazas públicas, tira de interinidad o privatiza sacando la gestión a concurso; pero mientras tanto no dota de material a las ya existentes. Desde que las antiguas Galescolas, ahora Galiña Azul, nacieron hace unos años, las escuelas no sustituyeron el material con el que comenzaron. A pesar de que existe un currículo educativo que hay que cumplir, el personal de las escuelas que somos en la realidad quien trabaja día a día con los niños y familias, tenemos el dilema de plantarnos por no poder realizar nuestro trabajo sin el material necesario, o bien gastar del bolsillo para que la escuela siga en marcha. Desde juguetes hasta material de oficina, pasando por mobiliario, cámaras, batidora, teléfono, plastificadora, fotocopias, cubiertos, e incluso afrontar económicamente los desperfectos.... Las trabajadoras hacemos aportaciones para que en la escuela falte lo menos posible. Entonces, si nosotros hacemos funcionar el centro e incluso lo financiamos en parte, deberíamos tener una margen en la gestión, en la organización y en la toma de decisiones que nos afectan, muchísimo mayor de la que tenemos actualmente. Luego las escuelas serían más públicas.

La falacia creada por el "estado de bienestar" en torno a la visión de la escuela como instrumento asistencial de conciliación de la vida familiar y laboral, negando la importancia de la educación durante los primeros años de la infancia; está desembocando en una ruptura casi total de las relaciones familiares y de la vida personal : 1º porque los horarios de los centros dificultan la propia calidad de vida de las personas que trabajan en ellos (como todas las empresas que ofertan amplitud de horarios en detrimento de la vida personal de los trabajadores); 2º porque por conciliar no se entienden sólo los casos legítimos de reducción de la jornada laboral en beneficio de la vida familiar; sino que las escuelas son utilizadas como herramienta de "conciliación", o sea, tener un lugar donde dejar a los hijos y hijas mientras se está en el puesto de trabajo; obviando la relación educativa entre niño, familia y escuela. El abusivo sistema de producción capitalista necesita que las personas tengamos jornadas laborales cada vez más largas para que sigan a enriquecerse los de arriba a nuestra costa. Al final, lo que ocurre es que madres y padres pasan cada vez menos tiempo con sus hijos e hijas, y no es exagerado decir que en algunos casos los crios pasan más horas en las escuelas que en sus casas. Porque bañarse, cenar y acostarse no son momentos suficientes para pasar con mamá y papá. Entonces, fomentar horarios desmesurados en las escuelas, poniendo unos límites de entrada y salida que poco le falta para ser un 24h, y encima llamarle a eso "a demanda", es querer quedar bien prestando un servicio que nosotros deberíamos ser las primeras en desaconsejar. Todo esto para generar un conformismo social ante la cada vez mayor imposición del estado por sustituir a las familias en el campo educativo. Pues hoy en día se ve con total normalidad el hecho de escolarizar a los hijos a una edad cada vez más tempranera. A la presión sobre la mujer para que "elija" entre trabajo y crianza, y a la ausencia de presión sobre el hombre para que actúe con la corresponsabilidad que le corresponde, se suma el incremento del nivel de vida, que de la como resultado una ficticia necesidad de delegar en otras personas la educación de nuestros hijos y hijas, mientras la clase trabajadora produce ilimitadamente. Sobre como la escuela debe acompañar en el proceso educativo a las familias, y no sustituirlas, pues educar y escolarizar no significan la misma cosa, debemos hacer una profunda reflexión para cambiar nuestras prioridades.

El control del consorcio sobre las vidas ajenas: los horarios que establece el RRI de las escuelas infantiles para el tramo central de la jornada (comer/siestas o recogida), están totalmente desvinculados de la realidad familiar y escolar. Además, tienen una consecuencia negativa sobre los ritmos naturales de los crios, que ven relegadas sus necesidades más básicas a la estructura de la vida adulta, entrando en una espiral que perpetúa eo arraigo de una sociedad consumista que sólo sabe producir y no vivir.

Como se puede observar en el documento del RRI se establecen unos horarios de comedor y siesta por edades (ARTÍCULO 25. HORARIOS Y APERTURAS) : se establecen los siguientes horarios de recogida:a) Usuarios/las sin servicio de comedora. 0-1 años: 13.00 horasb. 1-2 años: 13.00 horasc. 2-3 años: 13.30 horasTodo/a niño/a que permanezca en la escuela mas allá de las horas señaladas anteriormente, tendrá que almorzar en la escuela.b) Usuarios/las con servicio de comedora. 0-2 años: 13.30 horasb. 2-3 años: 14.00 horasTodos aquellos niños que permanezcan en la escuela más alla del horario establecido tendrán que seguir con la organización educativa establecida en la escuela y que se corresponde con el momento de descanso, por lo que con carácter general, el horario de recogida de las mismas será a partir 15.30 horas.

Este texto, que nunca fue consensuado con el personal que vivimos el día a día en la escuela, ni con las familias, no tiene sentido ninguno; pues aparte de negar la necesidad natural de comer o dormir (sobre todo en los bebés), pone un límite en la libertad de acceso al centro de las familias que en cualquier momento quieran recoger a sus hijos e hijas para estar con ellas. Además de este intento de control de las vidas familiares, estos horarios absurdos conllevaron un impresionante aumento del números de niñ@s que ahora "tienen" que comer/dormir en la escuela. El efecto dominó continúa, pues a mayor número de niños, peor atención educativa; como si las ratios legales no sean ya lo suficientemente imprudentes.

La escuela se convierte en este tramo de la jornada en una cárcel de la que es imposible escapar y a la que es imposible acceder. Tal masificación implica un desgaste para lo personal al cargo, y una continua frustración para los niños, que además de estar lejos de la casa y de la familia, se agrupan en espacios inadecuados para semejante número de personas; viendo mermada la satisfacción de sus necesidades educativas y afectivas.

El mes de vacaciones: El RRI establece que los niños deben disfrutar obligatoriamente de un mes de vacaciones, hasta ahora lo marcaba la propia familia con sus propios criterios. En este curso 2011-2012, después de finalizarse los trámites de solicitudes, matrículas y horarios, el consorcio publica una modificación del RRI que anuncia el cierre de las escuelas en agosto (pto nº 2 del artículo 25). Consecuencias? Otra vez recaen en el personal, en los niños y en las familias, que tras organizar sus vidas personales, tienen el deber de adecuar sus horarios, vacaciones y en definitiva, sus vidas a las órdenes del consorcio. Que va a ocurrir con este anunciado cierre? Pues que niños y niñas que ya disfrutaron de sus vacaciones en otro mes junto sus familias, que a su vez, organizaron su vida laboral y privada en torno a ese mes de vacaciones programado o ya disfrutado, se encuentran ahora con que la Xunta no les cubre el servicio durante un mes que tienen que trabajar, buscar trabajo o que optan por compartir la educación de su hijo o hija con la escuela, sin más. La solución que ofrece el Consorcio ante la repercusión que este cierre conlleva no fue negociar con la comunidad educativa con antelación, para evitar hacer las cosas mal y a destiempo, no. Como solución se les ocorrió, que "en algunos casos" se puede ofertar la apertura de una escuela que llaman "de espera", sin establecer ningún tipo de criterio para su organización. Todo un tinglao sin garantías de ningún tipo, que basan en la supuesta demanda, y pasando por la obligatoriedad de justificar ceremonialmente la necesidad que las familias tengan de dejar a sus hijos e hijas en la escuela durante el mes de agosto, cosa que no tuvieron que justificar en abril, por ejemplo. No hablemos de las personas que gracias al maravilloso sistema económico que tenemos, carecen de un contrato que satisfaga las ansias burocráticas de las intitucións. Consecuencias para las niñas y niños? Pues que tendrán que asistir a una escuela diferente a la que acuden el resto del curso. Espacios, niños, niñas y profes diferentes a su alrededor; y luego el consorcio se atreve a defender la importancia del período de adaptación. Consecuencias para el personal? Pues aparte de tener que trasladarse a otro centro de trabajo que no es a lo que accedieron mediante oposición o interinidad, se acabó poder elegir o negociar el propio período vacacional.

Estos son los puntos más polémicos del reglamento que rige la red de escuelas, donde trabajamos cientos de personas, que vemos negados nuestros derechos a negociar un convenio que regule este ámbito concreto del sector educativo; pero que sin embargo somos coaccionadas, mediante un documento que pretende regular nuestras condiciones laborales de manera fraudulenta.

Ahora es noticia la privatización de las escuelas infantiles, la salida a la concurso de la gestión de los nuevos centros ya es una realidad; así como la amortización de puestos de trabajo en otros centros ya existentes. Pero el proceso privatizador comenzó hace tiempo: con la ausencia de convenio propio, con las condiciones laborales marcadas a golpe de RRI o llamada telefónica a las direcciones de las escuelas, con la falta de recursos materiales , con el retraso o ausencia de relevos, etc... Si esto pasa en la escuela pública dirigida por la administración de la Xunta, hasta donde puede llegar el recorte de derechos que traerá consigo la arbitrariedad implícita en los intereses de la gestión personal? No es difícil imaginar por donde podrán ir los tiros...

Ante esta situación, la CNT tomará las medidas necesarias para ponerle fin la esta dictadura a la que somos sometidas.

SOV CNT COMPOSTELA

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