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domingo, 1 de enero de 2012

Frente a la crisis, solidaridad, autoorganización y acción directa

“Las primeras medidas que se tomaron, a mediados de 1933, fue la huelga de alquileres, gas y electricidad […]. Los comités de casas, calles y barrios comenzaron a funcionar para hacer frente masivamente a los desahucios u otras medidas coercitivas de los propietarios, que se apoyaban en la fuerza pública. La movilización, particularmente de mujeres y chiquillos era permanente y, de tal modo, que, cuando se intentaban hacer desalojos, esas mujeres y chiquillos eran quienes afrontaban a la fuerza pública, impidiendo que se echara a los inquilinos de sus casas” – Extraído de Durruti en la Revolución española, de Abel Paz.


Desde esta publicación hemos intentado difundir las acciones que a través del apoyo mutuo y la acción directa han plantado cara a los ataques del Estado. Así, hemos tratado las movilizaciones contra las redadas racistas[1], las luchas contra el Tren de Alta Velocidad[2], las acciones contra los desahucios y las subastas de los pisos embargados[3], las huelgas en la educación y la difusión de las asambleas de profesores/as[4], las movilizaciones de usuarios/as del sistema público de salud[5]… Con este artículo queremos dar a conocer otras respuestas que se están llevando a cabo en Grecia dado que en estos momentos están sufriendo la misma crisis que estamos padeciendo en el Estado español y las mismas soluciones dadas desde el poder: subida de impuestos, incremento de las tarifas de transporte, reducción de sueldos de empleados/as públicos/as y de pensiones, despidos, recortes en derechos laborales y sociales, privatizaciones…

En otras ocasiones ya nos hemos referido a las luchas griegas al hablar de la huelga de hambre de los/as inmigrantes en lucha por su regularización[6], de los/as vecinos/as que trataban de parar un vertedero[7] y que creaban parques y semilleros autogestionados en Atenas[8]. Ahora pretendemos centrarnos en las respuestas que se están produciendo contra la crisis.

¿Peajes? Den Pliróno!

Frente a las subidas de impuestos y la extensión de nuevas tasas ha nacido el movimiento Den Pliróno (No pago). Mediante acciones de desobediencia civil y alejados/as de formas de organización burocráticas demuestran que ellos/as no van a pagar la crisis.

“Desprendidos de aparatos y dependencias partidistas, tenemos como legado único los cientos de asambleas de procesos de democracia directa, las manifestaciones y las acciones que hemos realizado hasta hoy en toda Grecia, en peajes, hospitales, playas, transporte público, en la plaza de la Constitución (Síntagma) y en otras plazas y barrios. Intensificamos nuestra lucha con el fin de que sea la mecha que prenderá fuego en la sociedad, para lograr grandes cambios sociales. Les invitamos a organizarse en los Comités de Lucha “No pago”, así que por fin todos juntos tomemos nuestra vida en nuestras manos, contra los que nos la roban”.

El movimiento No pago comenzó con la negativa a pagar los numerosos peajes que pueblan las carreteras griegas. Su forma de actuación ha sido muy sencilla, no han reivindicado nada, no han pedido al Estado que baje los precios, simplemente se han organizado para no pagar los peajes levantando ellos/as mismos/as las barreras que les impedían el paso a las carreteras de pago. Esta forma de actuación se ha extendido velozmente y, según las empresas que gestionan la concesión de las carreteras de pago, casi un 20% de los/as automovilistas no pagan el peaje.

La unión hace la fuerza

Tal vez la lucha en la que el movimiento No pago ha alcanzado una mayor radicalidad es la oposición al nuevo impuesto inmobiliario que, en su continua búsqueda de ingresos para destinarlos al pago de la deuda, fue aprobado por el gobierno griego hace unos meses. Se trata de un nuevo impuesto sobre la vivienda que grava la propiedad inmobiliaria y que, para las casas más humildes, asciende a doscientos euros mensuales. Para evitar que una población acosada por el desempleo, por innumerables impuestos, subidas de precios, etc., opte por no pagar la nueva tasa, el gobierno ha decidido recaudarlo a través de la factura de la luz. Así, a quienes no paguen el impuesto, el Estado les cortará la luz.

Las movilizaciones en contra de este nuevo ataque se han extendido por toda Grecia porque, como expresó el Consejo Municipal de Patras, la tercera ciudad más poblada de Grecia, en una resolución en la que llamaba a la desobediencia y al impago “el método de recaudación tiene todas las características de la barbarie social que acompaña la política del gobierno en su totalidad. Van a cortar el suministro eléctrico, un bien de primera y vital necesidad para la supervivencia de familias con personas enfermas, niños, ancianos”.

Desde las asambleas populares se ha mostrado el rechazo al nuevo impuesto y a la forma de recaudación y se están organizando respuestas para impedir que el gobierno pueda cortar la luz a quienes no puedan o no quieran pagar. Estas iniciativas están basadas en la solidaridad y en el apoyo mutuo entre vecinos/as y trabajadores/as afirmando, como en el comunicado de la Asamblea Popular de Brajami (Tesalónica), que “Nadie va a estar solo en esta opción (de no pagar), vamos a estar todos juntos. Confiando en la auto-organización como la única opción en nuestros tiempos, formamos nuestras resistencias de desobediencia colectivas, sin esperar nada a ‘salvadores’”.

Desde el primer momento, la resistencia al nuevo impuesto ha contado con el apoyo de los/as trabajadores/as de la Compañía de Electricidad. El 20 de noviembre, trabajadores/as de la Compañía ocuparon las oficinas desde donde se mandaban las órdenes de desconexión del suministro eléctrico a quienes no habían pagado el impuesto, convocaron una huelga de dos días, desconectaron el sistema eléctrico que permitía realizar los cortes de luz y mantuvieron bloqueadas las oficinas durante tres días hasta que la policía antidisturbios desalojó el edificio deteniendo a quince trabajadores/as. En un comunicado, el sindicato de trabajadores/as de la Compañía de Electricidad explicaba los motivos de su acción: “Estamos aquí porque nos negamos a convertirnos en inhumanos y asesinos de niños y de enfermos.

Estamos aquí porque para nosotros ningún ser humano está de sobra. Estamos aquí porque todavía corre sangre que corre en nuestras venas. Estamos aquí porque los seres humanos y sus necesidades están por encima de los mercados. Estamos aquí para bloquear el envío de los órdenes de desconexión del bien público de la electricidad, sin el cual se ponen vidas humanas en peligro y nadie puede vivir. Por último, estamos aquí porque mañana no queremos sentirnos vergüenza. No vamos a tirar nuestro orgullo y dignidad a la basura”.

Los llamamientos a la solidaridad son continuos y en los barrios se han creado brigadas que tratan de impedir que se realicen los cortes y que, en caso de no lograrlo, reconectan el suministro eléctrico trucando los contadores y pinchando la luz con ayuda de los/as trabajadores/as de la compañía eléctrica.

Por la extensión de la solidaridad

Más muestras de cómo la acción directa y la solidaridad pueden ser las herramientas que palien nuestras necesidades las podemos ver en los continuos saqueos de supermercados que se están dando por toda Grecia. La escena de decenas de personas entrando en un centro comercial y saliendo con alimentos y productos de primera necesidad que son repartidos en mercados populares es cada vez más frecuente. En algunas de estas expropiaciones se han repartido panfletos explicando que “No hemos realizado esta acción porque seamos salvadores, ni queremos ser salvadores de nadie. Formamos parte de esta gente, que concibe la perspectiva de su vida sólo mediante la lucha. Somos algunos de los que viven a vuestro lado, algunos que hoy hemos optado por indicar una de las maneras de romper la miseria, de recuperar nuestro tiempo y nuestra vida” llamando a la gente a que tomen ellos/as mismos/as la iniciativa y que participen en las luchas dado que “El futuro de la clase oprimida no es la búsqueda de la supervivencia, ni la congestión entre la renuncia y la miseria. Está sintetizado en el aquí y ahora, a través de los momentos pequeños y grandes de las negativas y de nuestras luchas. En la lucha diaria contra los patrones y en las huelgas generales, en las manifestaciones, en las asambleas populares, en las estructuras de ayuda mutua, en las ocupaciones de edificios públicos, de escuelas y de universidades, en la rabia contra los maderos y en la solidaridad contra la represión, en las acciones agresivas contra blancos capitalistas y gubernamentales, en la negativa a pagar, desde las cuentas de electricidad y los billetes, hasta los peajes, en las expropiaciones colectivas de bienes en los supermercados y en su distribución en público”.

Pequeños gestos solidarios se extienden en el metro y en los autobuses cuando los billetes usados se dejan para que otro/a vecino/a no tenga que pagar por su transporte, cuando los/as médicos/as se niegan a cobrar a los/as pacientes para protestar contra el copago sanitario, cuando se hacen comedores populares gratuitos con productos expropiados de supermercados, cuando las asambleas de barrios organizan tiendas de trueque y bancos del tiempo, cuando afirmando que “no vamos a permitir a los usureros quedarse con ninguna casa” se paralizan las subastas de casas embargadas…

Mientras, el desprecio a aquellos/as que se buscan la vida pisoteando la de otros/as no para de aumentar. El asco y la rabia que los/as policías llevan tiempo provocando cuando patrullan las calles se ha extendido a aquellos/as que a cambio de un salario no dudan en vender a sus vecinos/as. “No sólo las empresas impersonales que cortan el suministro de electricidad, sino los trabajadores en ellas tendrán que recibir la presión social, así que se nieguen a jugar este juego. Si no, que afronten directamente el ridículo, el desprecio, el aislamiento, el reproche social por parte de todos nosotros”; estas líneas, dirigidas a los/as electricistas contratados/as por la compañía eléctrica para cortar la luz a los que no pagan el impuesto inmobiliario, pueden hacerse extensivas a los/as que firman órdenes de desahucios, piden los billetes en el metro, juegan a ser héroes ciudadanos/as tratando de impedir saqueos en supermercados, se encargan del cobro de deudas…

A convertir la crisis en la crisis del capitalismo.

Fuente: http://www.todoporhacer.org/1485

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