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domingo, 17 de abril de 2011

Los hospitales catalanes dejarán hasta de arreglar los edificios para ahorrar

Recortes por todo lo alto. Eso es lo que va a pasar en los hospitales catalanes durante los próximos meses. Así lo demuestran los documentos internos de los hospitales de referencia en poder de El Confidencial. En el mayor de los centros, el Hospital Vall d’Hebron, por ejemplo, se dejarán de realizar este año 7.000 operaciones, una cifra considerable que hará subir las listas de espera como la espuma. Este hospital tiene tres edificios: el general, traumatología y materno-infantil. Este mismo mes de abril, se eliminarán definitivamente 56 camas: pasará de 1.151 a 1.095. Pero el mes de junio, los cierres afectarán a 286; el mes de julio, a 313; el mes de agosto, a 342; y el mes de septiembre, a 314. Las plazas de enfermos críticos también serán recortadas: 26 en junio, 36 en julio, 36 en agosto y 36 en septiembre. Estas medidas tendrán como consecuencia la eliminación de 560 contratos que se solían hacer por estas fechas. Uno de sus hospitales asociados, el Espíritu Santo, dejará de ingresar o de operar también este año a unos 700 pacientes, según datos recopilados por CCOO.


El otro gran centro barcelonés, el Hospital del Mar, prevé reducir su presupuesto de 14,6 a 11,4 millones de euros, es decir, ha de realizar un ahorro de 3,4 millones de euros. ¿Cómo? Su plan de choque detalla recortes en el área de cargos directivos, pero especialmente meterá la tijera en la reorganización de servicios internos. El mayor recorte lo sufrirá el hospital de la Esperanza, que depende de él: cierra urgencias, 82 camas y reorganiza el área de quirófanos. Estas acciones provocarán 17.500 urgencias menos anuales, 10.950 ingresos menos, 140 operaciones menos y reducción drástica de operaciones (200 de prótesis y 100 de cataratas).

En el propio Hospital del Mar, se congelan los premios de antigüedad, se reducen las vacaciones en Semana Santa y Navidad a 3 días, se reducen los días de libre disposición, se reorganizan los turnos, se eliminan los permisos por recuperación de horas de formación y se reduce al 50% la prima por puntualidad y asistencia. Además, se reducen los presupuestos de prótesis para operar de caderas, rodillas y cataratas, se reduce el material, el instrumental y los fármacos y se modifican otros aspectos. Lo más curioso, sin embargo, es la “contención del presupuesto de reparaciones y mantenimiento en maquinaria, mobiliario e inmuebles” y la contención de las facturas de telefonía y electricidad. En otras palabras, el brutal tijeretazo implica que los desperfectos que puedan tener los edificios deberán esperar su turno para poder ser reparados e incluso los aparatos a reparar pasarán a engrosar una peculiar lista de espera hasta que la bonanza económica lo permita. Además, renegociará con sus proveedores los presupuestos que tenía hasta ahora, incluida la compañía eléctrica Fecsa.

El Hospital de Bellvitge, también público, ya tiene el 13% de personal de enfermería afectado. Las medidas previstas hasta el momento afectan sólo al 5% del presupuesto, aunque la intención del Gobierno catalán es que reduzca el 13%, hasta los 42,5 millones de euros. Las áreas afectadas en mayor medida son urgencias, quirófanos y laboratorio. Los cortes afectan también al hospital de Viladecans, que comparte con Bellvitge el mismo gerente.

Un plan “sin antecedentes comparables”

El emblemático Hospital Clínico también se verá severamente afectado. En total, 71 camas serán eliminadas permanentemente (en julio desaparecerán otras 107; en agosto, 149; y el septiembre, 97), además de haber cerrado el servicio de urgencias que tenía en la calle Valencia. De momento, hay 61 personas calificadas como “excedentes de plantilla” (pero en total puede haber más empleados afectados, ya que una cincuentena han de ser recolocados por sentencia judicial y otra cincuentena larga está pendiente de juicio). “Nos han dicho que si no aceptamos el plan de choque, se impondrá igualmente -señala a El Confidencial Alberto Sancho, responsable de CGT en el centro-. Pero en la contabilidad general hay una partida de 17 millones de euros atribuida a ‘conceptos variables’ que pertenece a gratificaciones por trasplantes, guardias, presencias especiales, actividad del turno de tarde, pluses y horas extra pactadas fuera de convenio que habría que racionalizar”. La masa salarial total del hospital es de 154,6 millones de euros. El tijeretazo en este hospital tendrá como consecuencia el recorte del 10% de intervenciones quirúrgicas. En números redondos, unas 1.450 que se dejarán de hacer y que en mayor medida corresponderán a prótesis de rodilla, de cadera y cataratas. Los recortes afectan también especialmente al área de radiología, laboratorio, cirugía cardiaca y endoscopia.

El plan de choque del Clínico señala que es “duro por su dimensión y sin antecedentes comparables”. Entre otras medidas, quiere cambiar la hospitalización por la potenciación de hospital de día, la renegociación con proveedores, la revisión de las guardias, la no cobertura de jubilaciones, el cierre de quirófanos por la tarde, la optimización de la prescripción de farmacia y la revisión de los servicios de hostelería. Su intención es pasar de 44.149 hospitalizaciones a 39.396, es decir 4.753 menos (un 11%) y de 21.850 operaciones a 20.400. En la reducción de actividad, piensa ahorrar en el presupuesto 5,7 millones de euros, a los que habría que añadir otro ahorro de 13,3 millones en “medidas de eficiencia” y 5 millones en “medidas transversales de personal”.

El Hospital de Sant Pau también afronta un severo plan de ajuste. Por la reducción del tiempo medio de estancia de los pacientes, piensa ahorrar 2,2 millones de euros, gracias a la redistribución de camas y de personal. Su estrategia es cerrar el bloque de cirugía cardiaca, vascular y plástica, eliminar un centenar de camas, suprimir dos quirófanos por la tarde y uno por la mañana, que afectarán especialmente a oftalmología, disminuir las suplencias al 35%, renegociar suministros diversos, controlar la demanda analítica y estudiar alianzas estratégicas.

En Gerona, el Hospital Trueta cerrará la planta 5 de cirugía general los fines de semana a partir de ahora, además de las unidades de nefrología y neurología, al mismo tiempo que se reduce el archivo al 50%. El Joan XXIII de Tarragona espera reducir de 125 a 105 millones su presupuesto. A partir de mayo, quiere cerrar los quirófanos por la tarde y uno por la mañana, aunque en verano sólo funcionarán cuatro. Las operaciones pasarán de 2.133 el año pasado a las previstas 1.742 para el 2011. Asimismo, en junio se cierra la planta 5b y se eliminan 10 camas de la planta 4b en verano. Se estudia, además, el cierre de camas en la UCI y que los ingresos para pacientes que se han de operar se realicen el mismo día de la intervención. El centro Arnau de Vilanova (Lérida) piensa cerrar las consultas externas y los quirófanos en Semana Santa, puentes y festivos y reducir el servicio al 30% en los meses de verano. Las UCIs también están limitadas a un tercio de su capacidad, lo mismo que las camas.

Un panorama, pues, preocupante que implicará, según reconocen tanto los representantes de los trabajadores como los de las direcciones de los centros, un aumento considerable de las listas de espera. Además, al afectar las reducciones a personal sanitario, la calidad del servicio puede verse también afectada. Los propios gerentes ya han avisado al consejero de Salud, Boi Ruiz, de que no podrán recortar más de 5% de sus gastos si no quieren que el sistema se vea afectado. La consejería guarda silencio, pero presiona a los responsables para que los recortes en ningún caso sean inferiores al 10% del presupuesto. En total, quiere ahorrarse unos 1.000 millones de euros de las partidas sanitarias en el 2011 para poder cumplir con los objetivos de déficit que ha marcado el Gobierno central.

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