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lunes, 16 de enero de 2006

Contra la Reforma Laboral y los abusos patronales y sindicales


La reforma laboral legaliza la ilegalidad empresarial. CONTRA LOS ABUSOS PATRONALES Y LA REFORMA LABORAL. HOJA 1Las reformas laborales van ajustando las leyes a una realidad del mercado de trabajo construída mediante la coacción. Al no modificar, hasta ahora, la protección de esos derechos en la Constitución, esta forma de proceder legaliza - aunque dicha legalización sea anticonstitucional - situaciones que antes eran tan ilegales como reales. CAES [15.01.2006 22:20] - 12 lecturas - 0 comentarios
TODOS ESTOS DEFIENDEN LO MISMO... EL CAPITALISMO!!
La alterglobalización era esto
Los abusos empresariales y la inseguridad jurídica que padecemos l@s trabajador@s se basan en nuestra división y nuestra pasividad. El poder del capital es caldo de cultivo para la ingeniería laboral y las practicas ilegales: salarios y condiciones laborales inferiores a lo establecido legalmente, condiciones de trabajo enfermantes y homicidas, represión de las libertades sindicales, fraude de ley [1] generalizado en los contratos eventuales, ETTs, outsourcing y proliferación en cadena de contratas y subcontratas. La causa de estos abusos es la libertad de los empresarios para la descentralización, externalización y deslocalización productiva. En el caso de las empresas públicas, se suman las privatizaciones.
Hoy en día, la maraña de centros de trabajo, plantillas, contratas y convenios a aplicar, sumados a la obstrucción patronal del ejercicio de libertad de expresión, asociación y reunión de l@s trabajador@s, fomentan la división y el miedo haciendo casi imposible la acción sindical reconocida por las leyes. Sin privar a los empresarios de la libertad de privar de derechos y libertades a la gente no será posible una sociedad justa ni democrática.
La desregulación legal va siempre detrás de la desregulación de hecho. Los derechos y libertades fundamentales del Título I, no se eliminan de la Constitución, pero se violan a diario para la inmensa mayoría de los trabajadores y trabajadoras. No se deroga la regulación de convenios, jornadas, condiciones laborales y derechos sindicales. Pero se incumple para la mayoría de las personas precarizadas, para casi todas las que trabajan en la economía sumergida y para un número creciente de personas con contrato estable. La desregulación “de hecho” significa el incumplimiento empresarial de las normas, garantías, leyes, convenios y reglamentos existentes. Eso es lo real.
Las reformas laborales van ajustando las leyes a una realidad del mercado de trabajo construída mediante la coacción. Al no modificar, hasta ahora, la protección de esos derechos en la Constitución, esta forma de proceder legaliza - aunque dicha legalización sea anticonstitucional - situaciones que antes eran tan ilegales como reales. Al incumplir de manera estructural las leyes protectoras del trabajo y de los trabajadores, los poderes públicos contribuyen a disolver el derecho laboral y la dimensión social del Estado, creando una inseguridad jurídica generalizada para la mayoría de la población. El resultado es una incongruencia entre la formalidad de la ley y la materialidad de su aplicación. Esta dinámica deja, para quien quiera verlo, un resplandeciente rastro de fraude de ley, prevaricación y privación de derechos y libertades fundamentales para millones de trabajadores y trabajadoras.
Una anomalía política de esta dimensión sería imposible sin la complicidad del poder judicial, que consiente una lectura jerarquizada de las normas y sin la cooperación necesaria de la izquierda institucional y del sindicalismo mayoritario, que la considera parte del paisaje y un “daño colateral” del progreso, identificado con la globalización y la competitividad. El verdadero resultado es una mayor seguridad política para las inversiones de capital y una creciente inseguridad jurídica para las personas en sus dimensión de trabajador@s, consumidor@s y ciudadadan@s supuestos titulares de derechos y libertades.
Aunque la legislación laboral, reforma tras reforma, va desregulando el mercado de trabajo, aún quedan muchas leyes laborales y sindicales que se incumplen masivamente por parte de los empresarios. La contradicción entre la existencia formal de las leyes y el incumplimiento real de las mismas supone la dejación de l@s trabajador@s a la hora de exigir su cumplimiento. Este desistimiento “voluntario” de los propios derechos, no tiene su origen en la sicología de las personas trabajadoras, sino en la pasividad y la complicidad sindical ante los desmanes empresariales y gubernamentales.
Cabe preguntarse: 1) ¿cuál es la explicación de que l@s trabajador@s acepten “voluntariamente” el incumplimiento de las leyes laborales y sindicales, por parte de los empresarios? y 2) ¿qué tipo de sindicalismo es el que necesitamos para enfrentar la creciente explotación y privación de derechos que sufre la gente trabajadora?
POR UN FRENTE UNICO CONTRA LOS ABUSOS PATRONALES Y LA REFORMA LABORAL

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